Una alucinación es una percepción falsa en ausencia de un estímulo sensorial relacionado. Las alucinaciones auditivas son un fenómeno mental subjetivo, transitorio y con extraordinaria variedad. En una definición más sencilla es una percepción sin objeto, donde el paciente percibe sonidos sin ningún estímulo auditivo real.

Las alucinaciones auditivas no constituyen en sí misma una enfermedad, en tanto son síntomas de diferentes cuadros clínicos que pueden presentarse en diversas patologías y con distintos grados de intensidad.

Las alucinaciones auditivas pueden darse tanto en la infancia, en la adolescencia y en la adultez. Su entorno de aparición puede ser determinado por disimiles causas.

Es bien difícil asociar este síntoma a determinada psicopatología, pues las alucinaciones son un fenómeno que presenta gran dispersión en cuanto a origen, desarrollo y variedad; y aunque es el tipo de alucinación más común en las enfermedades psiquiátricas primarias, el componente alucinatorio no se limita al terreno de la psicosis (aun cuando es el patrón predominante), sino que está presente en diferentes patologías como el trastorno bipolar, enfermedades de carácter neurológico, psiquiátrico (relacionadas a trastornos psicóticos), consumo de drogas como la anfetamina y la cocaína, a enfermedades como el Alzheimer, Parkinson y a otras como la sordera, epilepsia o tumores del lóbulo temporal. Por tanto, su valor como indicador diagnóstico específico es muy limitado a priori, pues pueden aparecer asociadas a muy diversas enfermedades. Es importante anotar que las alucinaciones auditivas secundarias a procesos no psiquiátricos pueden acompañarse de ideas delirantes, a diferencia de las primarias, que pueden llegar a tener falsos recuerdos de los que el paciente no es consciente, por tanto, cree fervientemente en la veracidad del recuerdo.

Las alucinaciones auditivas son más frecuentes en sujetos psicóticos y pueden presentarse en dos formas: verbales, donde el paciente escucha palabras sueltas, frases y discursos con un matiz imperativo o culpable y las no verbales donde el paciente escucha música, campanadas, timbres y ruidos poco estructurados. Se presentan con diferentes niveles de intensidad, desde muy definidas hasta muy difusas.

Entre los tipos de alucinaciones auditivas sobresalen:

• El paciente oye una voz que está hablando en sus pensamientos.
• El paciente oye una voz o varias voces que discuten entre sí.
• El paciente oye voces que narran sus propias acciones.
• El paciente escucha tonos musicales.
• El paciente escucha fuertes ruidos

 

Las alucinaciones asociadas a cuadros esquizofrénicos y a psicosis depresivas tienen un contenido más elaborado y las “voces” que se escuchan suelen tener un contenido amenazador. Las formas de alucinaciones son diferentes entre los pacientes psiquiátricos, sobre todo aquellos que padecen de esquizofrenia, y en pacientes con enfermedades neurológicas o con abuso de sustancias nocivas.

Es necesario tener en cuenta a la hora de valorar las causas de las alucinaciones auditivas el estrés, pues puede presuponerse como el principal factor desencadenante de los fenómenos alucinatorios. Estudios realizados con pacientes sanos expuestos a situaciones amenazantes o pérdidas familiares, indican que es muy probable que puedan experimentar alucinaciones cuando existen circunstancias estresantes a su alrededor. También, y de forma muy directa, influye el abandono de psicofármacos o el abuso de tóxicos como desencadenantes de los fenómenos alucinatorios.

En ocasiones, las alucinaciones auditivas ocurren en ausencia de alguna enfermedad detectable. Aquellas personas con más dopamina (neurotransmisor presente en varias áreas del cerebro) son más susceptibles a este impacto y tienen más probabilidades de percibir estímulos auditivos. A menudo, los pacientes relatan la experiencia subjetiva de alguien que les habla y son emocionalmente negativas. Las condiciones que causan daño o interferencia en las vías sensoriales periféricas pueden producir alucinaciones auditivas; por ejemplo, la sordera adquirida es una causa común. Los trastornos metabólicos relacionados con el sistema endocrino, incluidos los trastornos de la función tiroidea y la enfermedad de Hashimoto pueden producir alucinaciones auditivas igualmente.

Otras afecciones médicas asociadas incluyen trastornos cromosómicos como el síndrome de Prader / Willi, trastornos autoinmuntarios, trastornos del sueño, tumores, epilepsia, y eventos cardiovasculares donde la actividad involucre las vías temporal, occipital o tempoparietal.

En relación con el origen y desarrollo de las alucinaciones auditivas, las investigaciones sugieren o separan lo que serían los factores antecedentes o desencadenantes. Existen distintos aspectos a tener en cuenta, por ejemplo, cierta predisposición genética que hacen al paciente más vulnerable a padecer alucinaciones, pero que deben unirse con ciertas circunstancias que funcionarían como elementos desencadenantes. Entre los factores psicológicos que estarían presentes en el origen de las alucinaciones auditivas se encuentran aspectos de la personalidad, situaciones estresantes, procesos de reforzamiento e incluso creencias supersticiosas.

Como se mencionó anteriormente, entre los diversos modelos de vulnerabilidad para experimentar alucinaciones acústicas, el sujeto debe estar sometido a situaciones de mucho estrés y no poseer los recursos suficientes para afrontarla, sintiéndose desvalido o abrumado por la experiencia. Entre los factores estresantes se encuentran: divorcios, pérdidas laborales, muerte de familiares, metas que no se cumplen, traumas de la infancia y negación de las emociones en determinados escenarios, así como el aislamiento en donde el paciente comienza a escuchar voces en compensación por su falta de interacción social.

A modo de conclusión, escuchar voces no es exclusivamente un trastorno mental, pues se pueden experimentar tanto en enfermedades orgánicas como en situaciones ligadas al consumo de drogas y alcohol e incluso a lesiones cerebrales resultantes de accidentes de cualquier índole. Las alucinaciones pueden tener una intensidad pequeña y llegar a ser casi inaudibles, o bien llegar a tener una gran intensidad hasta el punto en que el paciente no puede dormir ni escuchar a otras personas.