El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional que presenta síntomas digestivos, que incluyen dolor o molestias abdominales, acompañados de una modificación en la frecuencia o en la consistencia de las deposiciones, sin ninguna señal visible de daño o enfermedad en el tracto digestivo.Es considerado como un trastorno crónico frecuente y fue descrito por primera vez en 1812 por el médico inglés William Powell. En países industrializados afecta a una de cada 6 personas y es tres veces más frecuente en mujeres, aunque solo el 15% de los afectados solicita atención médica.
Este sindrome ha tenido diferentes denominaciones como: colitis crónica catarral, disquinesia del colon, enterocolonopatía funcional, colon espástico, colon irritable y otras.
Un dato importante es que este tipo se sindrome se le considera como la segunda causa de ausentismo laboral después de la gripe, y genera alrededor de 2.4 a 3.5 millones de consultas médicas al año, 2.2 millones de prescripción de medicamentos.[1]
¿Qué causa el SII?
Un estudio realizado por el Instituto de Investigación del Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona, podría haber hallado la causa orgánica que hay detrás del colon irritable. El descubrimiento abre un nuevo enfoque a la patología, pues hasta la fecha se pensaba que su origen era, fundamentalmente, psicológico.
Para esta investigación, se realizaron múltiples biopsias en pacientes afectados por SII y se pudo constatar que, en muchos casos, hay una alteración biológica de varias proteínas que participan en la permeabilidad del intestino. Esa modificación marca una predisposición a la enfermedad y señala la posibilidad de que las infecciones y el estrés favorezcan su desarrollo.
Este síndrome afecta al intestino grueso. La apariencia del tubo digestivo en ocasiones suele verse sin modificaciones pero no siempre funciona como debería. Los músculos de los intestinos trasladan los alimentos desde el estómago hacia el recto. Con un funcionamiento normal, estos músculos se relajan, lo que permite que los alimentos se muevan. Este movimiento es bastante predecible. Pero, en algunos casos, los músculos intestinales sufren espasmos. Eso significa que las contracciones son más largas y más fuertes de lo normal. Esos espasmos son dolorosos y alteran el movimiento de los alimentos a través de los intestinos provocando estreñimiento o diarrea. Otra de las causas de incomodidad para las personas con este síndrome proviene de las terminaciones nerviosas muy sensibles del tubo digestivo. Las pequeñas burbujas de gas que no son molestas para la mayoría de las personas, en el caso de los que padecen SII pueden ser bastante dolorosas. Esta mayor sensibilidad también puede llevar a una sensación de distensión e hinchazón.
¿Cuáles son los signos y sintomas del sindrome de colon irritable?
Algunos de sus síntomas son: dolor e hinchazón abdominal, cólicos, gases,diarrea y/o estreñimiento. Estos signos y síntomas pueden variar y suelen mantenerse por un largo período de tiempo. Este síndrome no causa cambios en el tejido intestinal ni aumenta el riesgo de padecer cáncer colorrectal.
Generalmente, el síndrome de colon irritable se asocia con un estilo de vida no adecuado. Muchas personas con este síndrome expresan tener una mala calidad de vida. Algunos trastornos del estado de ánimo y algunos alimentos influyen en el agravamiento de sus signos y síntomas, pues pueden llevarte a tener depresión o ansiedad. Sin embargo, si bien algunos alimentos y el estrés pueden agravar los síntomas, no son la causa que lo provoca.
Es más probable que padezcas el síndrome si: eres mujer, joven y tienes antecedentes familiares de sindrome de colon irritable. Debido a que se manifiesta con mayor frecuencia en personas menores de 50 años y es más común entre las féminas. La terapia con estrógenos antes o después de la menopausia también es un factor de riesgo para este síndrome. Además, los genes pueden influir, al igual que los factores compartidos en el entorno familiar o la combinación de genes y entorno. Si padeces ansiedad, depresión u otros problemas de salud mental podrían resultar factores de riesgo.
Esta enfermedad constituye la consulta más frecuente para el gastroenterólogo con el 38%, el 12% de las consultas del médico general, siendo en esta última más común que la hipertensión arterial (10%), el asma (4%) y que la enfermedad coronaria (2%).[2]
En los pacientes que buscan atención médica, 40 a 60% tienen síntomas sicológicos de depresión, ansiedad o ambos.[3] Un porciento menor del total de los casos con este tipo de trastorno tienen signos y síntomas graves. Algunas personas pueden controlarlos con cambios en la alimentación y en el estilo de vida. Los casos con sintomatología más grave se pueden tratar con medicamentos y asesoramiento, y se tiene que controlar a largo plazo.
¿Cuál es el tratamiento para el SII?
La complejidad y diversidad de la presentación del SII hacen que el tratamiento sea variado y dependa de los sintomas y de su gravedad. Entre las medidas dietéticas, se aconseja una dieta sin gluten que es eficaz aproximadamente en la mitad de los pacientes. Esta es una dieta segura y equilibrada que no provoca ningún efecto secundario negativo. El tratamiento para este tipo de sindrome es con anticolinérgicos, mebeverina y trimebutina. Si los síntomas se hacen refractarios a los medicamentos anteriores se aplicarían preparados carminativos, antidepresivos, opioides de acción periférica, acetato de leuprolida (agonista de la hormona liberadora de gonadotropina), octreótido, antagonistas de la CCK, antagonistas de los receptores 5-HT3, psicoterapia e hipnosis.
Al analizar todo lo anteriormente planteado se concluye que el síndrome de intestino irritable es un trastorno gastrointestinal de carácter crónico o recidivante, caracterizado por la existencia de alteración del hábito intestinal, asociado o no con dolor abdominal, y su diagnóstico se realiza por la sintomatología clínica, manifestaciones extradigestivas y exámenes complementarios. Se evidencia además que el tratamiento debe ser individualizado en cada paciente.
[1] SAITO YA, SCHOENFELD P, LOCKE GR. The epidemiology of irritable bowel syndrome in North America: A systematic review. Am J Gastroenterol 2002; 97:1910-1915.
[2] LACY BL. Irritable bowel syndrome: a primer on management. Rev Gastroenterol Dis 2003;3 (Suppl 3): S32-42.
[3] DROSSMAN DA, CAMILLERI M, MAYER EA, et al AGA technical review on irritable bowel syndrome. Gastroenterology 2002; 123:2108-2131.