LOS TRASTONOS DEL ESPECTRO AUTISTA SON TRASTORNOS DEL DESARRROLLO NEUROLÓGICO, CARACTERIZADOS POR ALTERACIÓN DE LA INTERACCIÓN SOCIAL Y LA COMUNICACIÓN, PATRONES DE CONDUCTA REPETITIVOS Y ESTEREOTIPADOS Y DESARROLLO INTELECTAL DESIGUAL, A MENUDO CON DISCAPAIDAD INTELECTUAL. LOS SÍNTOMAS COMIENZAN EN LA PRIMERA INFANCIA. EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS LA CAUSA ES DESCONOCIDA, AUNQUE LA EVIDENCIA AVALA UN COMPONENTE GENÉTICO; EN ALGUNOS PACIENTES, LOS TRASTORNOS PUEDEN SER CAUSASDOS POR UNA ENFERMEDAD MÉDICA. EL DIAGNÓSTICO SE BASA EN ANTECEDENTES DE DESARROLLO Y LA OBSERVACION. EL TRATAMIENTO CONSISTE EN INTERVENCIÓN CONDUCTUAL Y EN OCASIONES EL USO DE ALGUNOS FÁRMACOS.
Los trastornos del neurodesarrollo son las condiciones neurológicas que aparecen en la primera infancia, por lo general antes de entrar a la escuela y afectan el desarrollo del funcionamiento personal, social, académico y/o laboral. Por lo general, implican dificultades con la adquisición, conservación o aplicación de habilidades o conjuntos de información específicos. Los trastornos pueden implicar disfunción de la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la solución de problemas o la interacción social. Otros trastornos del neurodesarollo incluyen, trastorno por hiperactividad y deficiencia de atención, trastornos del aprendizaje por ejemplo: dislexia y discapacidad intelectual.
Los trastornos del espectro autista (TEA), pueden comenzar a manifestarse durante el primer año de vida, pero dependiendo de la severidad de los síntomas, el diagnóstico puede no ser certero hasta la edad escolar. Existen dos características fundamentales que describen los trastornos del espectro autista; déficits persistentes en la comunicación y la interacción social y patrones repetitivos de conducta, intereses y actividades. Estas características han de estar presente desde edades tempranas y deben ser significativamente graves como para afectar la capacidad del niño en la escuela, el hogar, o en otras situaciones.
Los niños con TEA presentan problemas con:
- Lenguaje corporal
- Las interacciones sociales
- Crear amistades y mantenerlas
- Las percepciones sensoriales
- Comportamiento rígido
- Intereses intensos y poco habituales
Los padres pueden notar algunos síntomas entre el primer y el tercer año de vida que puede hacer pensar que el niño tenga TEA:
- Retraso en el habla
- Uso de gestos muy limitados
- No responder por su nombre
- Evitar el contacto visual
- Estar muy centrado o unidos a objetos inusuales
- Incapacidad para simular o imitar
- Repetir una y otra vez la misma acción o alinear objetos.
Es posible que los síntomas sean leves y no se detecten hasta que el niño comience a interactuar con otros en un medio diferente, ahí se notara el cambio pues presentará dificultades para relacionarse, realizar juegos de roles, enfrentar disimiles situaciones o porque comenzará a mostrar intereses inusuales y diferentes del resto de los compañeros.
No hay dos pacientes con TEA que se comporten de la misma manera, por esta razón se habla de un espectro. Nadie hasta el momento conoce a ciencia cierta cuál es la causa de la aparición del Autismo. Lo más probable es que se trate de una combinación de elementos durante la formación del cerebro antes de que nazca el bebé, aunque existen evidencias incuestionables que apoyan la cuestión hereditaria.
Una vez que el especialista diagnostica el TEA, es muy importante iniciar el tratamiento. Lo fundamental en estos casos es comenzar con una terapia de conducta, que puede incluir terapia del habla (logopedia), terapia ocupacional, medicación y ayudas adicionales durante la etapa de aprendizaje escolar. La meta del tratamiento consiste en ayudar a los niños a:
- Comunicarse mejor
- Relacionarse con otros niños y desarrollar sus habilidades sociales
- Reducir la posibilidad de conductas agresivas o repetitivas
- Mejorar el aprendizaje
- Enseñarlos a estar seguros y a cuidar de sí mismos
En ocasiones, es necesario el uso de medicamentos para tratar síntomas como la agresividad, la hiperactividad, la falta de atención, la ansiedad, la depresión y los problemas asociados con el sueño.
Existen distintos tipos de trastornos del espectro autista:
- Autismo o Síndrome de Kanner: Este es el trastorno que la mayoría de las personas asocia con el espectro autista. Los pacientes poseen una limitada conexión emocional con los demás y parecen inmersos en su propio mundo. Son más propensos a mostrar comportamientos repetitivos y son altamente sensibles a ruidos externos.
- Síndrome de Asperger: Es más complicado de diagnosticar porque los pacientes presentan una inteligencia media-alta que puede ocasionar que no se valoren las dificultades que presentan. El déficit se encuentra en el campo de las habilidades sociales y el comportamiento tanto que compromete su desarrollo e integración social. Muestran carencia de empatía, no entienden las ironías ni el doble sentido del lenguaje y se obsesionan con ciertos temas.
- Trastorno desintegrador infantil o Síndrome de Heller: Es similar a los TEA porque afecta las mismas áreas (lenguaje, función social y motricidad), aunque se diferencian por su carácter agresivo.
- Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: Cuando los síntomas clínicos que presenta el paciente con TEA son demasiado heterogéneos y no encajan con ninguno de los tres anteriores, entonces se diagnostica como “trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
La cantidad de niños que reciben en la actualidad el diagnostico de TEA está aumentando. Los trastornos afectan a cualquier raza, pero determinado factores aumentan el riego de padecerlo, estos pueden ser:
- Sexo: los varones tiene cuatro veces más posibilidad de padecerlo que las hembras.
- Antecedentes familiares: familias que ya tengan un niño con TEA tienen mayores probabilidades de tener otro.
- Otros trastornos: síndrome de cromosoma X frágil, esclerosis tuberosa y el síndrome de Rett.
- Bebés extremadamente prematuros: los bebés que nacen antes de las 26 semanas de gestación suelen tener un mayor riesgo de padecer TEA.
En conclusión, los trastornos del espectro autista no tienen una causa única conocida, considerando la complejidad del trastorno y el hecho de que los síntomas y la gravedad varían en cada paciente, probablemente hayan muchas causas. No hay manera de prevenir el TEA, sin embargo el diagnóstico y la intervención temprana son fundamentales para que el paciente logre insertarse de la mejor manera posible en la sociedad. Si bien los síntomas nunca desaparecen, sí pueden aprender a controlarlos y desempeñarse adecuadamente.